Anoche entré en Internet para tomar el pulso a la opinión pública, para saber qué piensa la ciudadanía sobre los ajustes económicos del Gobierno. Con gran disgusto leí comentarios del tipo: "pero de qué se quejan, yo estoy parada", "Es que hay demasiado empleado público", "total, para lo que hacen…"….
Cierto es que, por suerte, no eran muchos pero sí suficientes para hacerme pensar que ¡ESTOY CANSADA!, parece que ser funcionario, en este país debe ser algo vergonzante, ¿llegará el día en que tengamos que ir a trabajar con pasamontañas para no ser reconocidos por nuestros vecinos?.
No lo entiendo, no comprendo que la gente trate de cargar sobre los hombros de otros las consecuencias de sus propias decisiones. Tengo compañeros de carrera que no soportaron la presión que supone preparar, año tras año, una oposición, ellos decidieron la vía rápida, no esperar, no lidiar con bolsas de trabajo, interinidades y oposiciones y que ahora me recriminan a mí el hecho de no desfallecer, de no cejar en mi empeño de conseguir un puesto de trabajo estable, en definitiva, de convertirme en funcionaria.
También conozco gente que decidió no invertir parte de su vida en adquirir una formación que les permitiera decidir sobre su futuro en mejores condiciones y también hay quien, cuando han estado ganando el doble que yo y sólo declaraban impuestos por la mitad, se jactaban de ello en mis narices.
Inicio este blog que, por suerte es gratuito, con la esperanza de que alguien pueda darme motivos suficientes para no bajar la cabeza cuando me preguntan en qué trabajo.
• ¿Hay alguien que pueda darme argumentos para no avergonzarme por el hecho de ser funcionaria?
• ¿Hay alguien que pueda explicarme por qué los que no son funcionarios están tan enfadados conmigo?
Mientras espero vuestros comentarios, busco formas económicas de protestar y he decidido usar la ironía.
YO ME ACUSO
Querida y cabreada ciudadanía española, yo, funcionaria inmunda, detestable chupasangre, parásito que vive a costa de vuestro sueldo, he decidido que lleváis razón. He visto la luz, soy mala, perniciosa, perezosa, inútil y una carga económica detestable para el país, por eso quiero pedir perdón y expiar mis culpas para poder vivir en paz conmigo y con vosotros, querido pueblo.
En estos días de bajada de salarios merecida, a juicio de algunos ciudadanos que opinan, "¿de qué se quejan, si tienen trabajo?". En estos días de comentarios tales como: "Pues lo único que se va a hacer es ajustar su sueldo al trabajo que realmente NO realizan".
En estos días, YO ME ACUSO.
• Me acuso de haber dedicado muchas horas de mi vida a preparar una oposición para la que me pidieron un título universitario previo.
• Me acuso de trabajar sólo por las mañanas, mientras malgastaba mis tardes en preparar apuntes y clases para mantenerme al día o asistir a cursos para manejar nuevas tecnologías con la única finalidad de motivar a chicos, cuyos padres no pueden atender como les gustaría.
• Me acuso de dedicar los mejores años de mi vida a cultivar mentes, sin recibir a cambio otra cosa que insultos y quejas hacia mi horario. • Me acuso de soportar estoicamente la mala educación de jóvenes a los que NADIE les enseñó a pedir las cosas por favor o a hablar en un tono adecuado.
• Me acuso de dedicar parte de mi sueldo a comprar los materiales que necesito en mi trabajo: equipos informáticos, calculadoras, manuales de consulta, consumibles de impresora,……
• Me acuso de haber opositado en una comunidad distinta a aquella en la que nací y me crié.
• Me acuso de haber pasado 7 años en expectativa de destino.
• Me acuso de, en 17 años de servicio, haber trabajado en 3 comunidades, 4 provincias y 8 localidades distintas.
• Me acuso de haber dilapidado gran parte de mi salario en pagar alquileres y traslados, dada la movilidad geográfica que mi trabajo me impuso.
• Me acuso de haber hecho el esfuerzo que requiere aprender a hablar una lengua distinta a la mía, por el hecho de aprobar la oposición en una comunidad con lengua propia.
• Me acuso de no tener poder adquisitivo para especular en el mercado inmobiliario.
• Me acuso de declarar hasta el último céntimo que gano. • Me acuso de ser funcionaria y parecer el peor de los males que aqueja a nuestra economía.
• Me acuso de la crisis, de la sequía de años anteriores, del húmedo invierno que ha pasado, del hambre en el mundo, de la ineptitud de nuestros políticos, de la avaricia de los bancos, de la irracionalidad de los mercados financieros, de la subida del IPC, de la disminución del PIB, de la subida del IVA, del agujero de la capa de ozono, de los pollos hormonados y de que los tomates de invernadero no sepan y huelan tan bien como los que se crían en la huerta del señor Mauricio.
A aquellos que piensan que los funcionarios somos unos privilegiados y que nuestra única misión en el mundo es amargar sus vidas por haber tomado la molesta decisión de cambiar sueldo por estabilidad, yo les digo:
"Señores, ustedes llevan mucha razón. Los funcionarios somos una casta insufrible".
Sufrido pueblo, yo os convoco, hago un llamamiento a la rebelión, ¡acabemos con ellos!. Acabemos con todos aquellos que se ocupan de la educación, del cuidado de la salud, de apagar fuegos, del cuidado de los bosques y jardines, del orden público, de realizar tareas administrativas en Ayuntamientos, Hacienda y demás organismos públicos.
Hagamos de la enseñanza un sistema privado, dejemos nuestra salud en manos de compañías aseguradoras que cobren a precio de oro la cura de un catarro, paguemos a empresas que cuiden de la seguridad ciudadana,……
Sí, hagamos eso, así TODOS estaremos en igualdad de condiciones y la ciudadanía podrá estar tranquila, pues de esta forma, cuando ellos tengan algún problema laboral, no tendrán que convivir con la insoportable idea de que hay gentuza que hizo una oposición para tener un sueldo modesto pero estable.