Carlos Fonseca.- 01/09/2012 |
No se alarmen con el título de esta columna, es solo una recomendación.
El Fondo de Garantía de Depósitos (una hucha donde los bancos ponen dinero por si alguno de ellos se va al garete) les garantiza 100.000 euros por titular en caso de insolvencia bancaria. Pero ojo, porque la garantía es sólo para los depósitos en cuenta corriente o imposiciones a plazo.
Bankia, Caixacatalunya, Novagalicia y Banco de Valencia son las cuatro entidades intervenidas por el Estado, y las que recibirán la mayor parte de los 100.000 millones que la Unión Europea (UE) ha prometido a nuestro país para llevar a cabo la reforma del sistema financiero. Sólo Bankia se va a “comer” 60.000 millones.
Estas cuatro entidades (también las que no han sido intervenidas) se aprovecharon de la buena fe de los pequeños ahorradores para colocarles complejos productos financieros (preferentes y deuda subordinada) con la promesa de que tenían liquidez inmediata y ofrecían mayores intereses que, por ejemplo, un depósito a plazo fijo.
Estoy convencido de que la práctica totalidad de los pequeños inversores que suscribieron dichos productos no tenía ni idea del riesgo que corrían, porque su "director de absoluta confianza de la sucursal de toda la vida" no les explicó la letra pequeña. Se limitó a endilgarles lo que sus jefes le dijeron que colocara con el cuento de que eran inversiones de carácter “conservador”, como consta en algunos de los contratos de deuda subordinada que he tenido ocasión de ver.
Lo que no les dijeron es que las preferentes no tienen vencimiento, son perpetuas (el adjetivo suena a lápida), y su liquidez depende del mercado secundario, es decir, de que cuando ustedes quieran venderlas haya otras personas que quieran comprarlas. Y como a usted le dijeron que no había problema, que si necesitaba el dinero se lo devolvían, si tuvo la necesidad o el acierto de venderlas en su día fue porque el banco se las colocó a otro incauto con las mismas promesas que le hicieron a usted, en una suerte de cadena sin fin, hasta que se jodió el invento. En tiempos de bonanza era la propia entidad la que las recompraba.
En cuanto a la deuda subordinada, tiene vencimiento a largo plazo y también puede venderse en el mercado secundario según su valor en ese momento. Si usted depositó 10.000 euros y cuando necesita el dinero la deuda vale 7.000 euros, tendrá que asumir la pérdida de 3.000 euros o esperar al vencimiento; pero ¿quién va a comprarles en este momento dos productos que van a sufrir pérdidas de hasta el 70% de su valor? Nadie.
Dirán que entonces vale con esperar al vencimiento para recuperar lo invertido (lo lógico cuando hablamos de un contrato con caducidad), pero la Unión Europea ha advertido de que una de las condiciones para la concesión de los 100.000 millones de euros es que quienes tengan preferentes y subordinadas asuman pérdidas.
Así las cosas, lo previsible es que les ofrezcan una quita, un chantaje que consiste en que si banco les debe a ustedes 10.000 euros que no puede pagarles les ofrece dejar la deuda en 5.000 y pelillos a la mar. Si aceptan cobran, y si no, pónganse a la cola. Otra opción es el canje por acciones de la propia entidad o por un producto a largo plazo que tendrá su dinero “encarcelado” durante años.
Con este panorama, si tienen ustedes subordinadas o preferentes, mi recomendación es que se lleven el dinero que aún tengan en la entidad que les engañó (no merecen su confianza), y la demanden, a ser posible a título individual porque las demandas conjuntas representan a perjudicados con casuísticas muy dispares. Los tribunales ya han fallado en varios casos a favor de los demandantes, que han recuperado todo su dinero más intereses.
Ademas, siempre es mejor tener los ahorros en una entidad solvente que en otra que no lo es. ¿Qué necesidad tienen de vivir pendientes de si a tal banco lo compran o lo liquidan ("resolución ordenada" en terminología del ministro Luis de Guindos), y en qué condiciones, por muchas garantías que le den? Para dos perras, mejor que estén a buen recaudo.
No olviden tampoco que quienes gestionaron las entidades intervenidas lo hicieron con pésimos criterios y nula profesionalidad, cegados por la codicia de obtener beneficios en poco tiempo. Solo así se entiende que muchos bancos se endeudaran con otros (el suyo ya se lo habían gastado), para seguir concediendo préstamos a promotoras, constructoras y particulares aprovechando el boom inmobiliario. Algunos, incluso constituyeron sus propias promotoras o entraron a formar parte de otras privadas, pese a que negocio de la banca no ha sido nunca ese.
Los más grandes pensaron que merecía la pena arriesgar, porque como son entidades sistémicas no pueden quebrar o el andamiaje del sistema financiero se viene abajo. Si tengo problemas ahí está el papá Estado para salvarme el culo con el dinero de los contribuyentes. Es lo que ha ocurrido con Bankia, esa cueva de Alí Babá que declaraba beneficios cuando tenía un agujero de miles de millones de euros.
Estos gestores no han respondido de sus felonías, se han marchado a su casa con indemnizaciones y pensiones multimillonarias, y algunos hasta se han recolocado como altos ejecutivos en otras compañías. El Estado no les ha reclamado responsabilidades, que las tienen, y hasta es posible que penales. Ninguno de ellos ha tenido necesidad de inscribirse en la oficina de empleo, que es cosa de menesterosos.
Les confieso que a mí también me habrían colocado preferentes y deuda subordinada (lo llaman productos híbridos), porque hasta ahora no he sabido lo que eran. Habría firmado lo que me hubiesen puesto delante, como hicieron ustedes. Le ocurre a la gente honrada, que suele ser confiada hasta que descubre cuánto cabrón anda suelto.
Hasta el propio fin de semana.
Fuente: El Confidencial
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